22 noviembre, 2014

En la X edición del Notodofilmfest (2012), el festival de cortometrajes por internet, resultó finalista el corto titulado Strá Vinsky? Está Mahler, pero Schubert! un divertido enredo en el que un cura va a visitar al señor Vinsky para saber por qué no ha ido a misa ese domingo. Las razones que le da su criado (Kosky) le dejan malhumorado.

Ahora que la educación musical viaja a la dimensión desconocida y su futuro (en clave nacional) es incierta, os propongo este ingenioso e irónico recurso didáctico para repensar la necesidad real del arte sonoro para todos, niños y adolescentes primero y la sociedad en general después y, sobre todo, el conocimiento efectivo de la música. Dos actores en estado de gracia, Antonio de la Torre (cura) y Fernando Gil (criado y a la vez guionista, compositor, productor y director del corto) se enzarzan en un diálogo muy astuto y sutil, empleando una “jerga” muy musical. ¿Tenéis 2 minutos y 30 segundos? Si disponéis de ellos podéis comprobar vuestros conocimientos musicales y vuestra intuición musical, además de disfrutar con un momento de risas para compartir ironía y sátira, decepción, enfado con el sistema, la legislación, sacar conclusiones… Prueba a plantear antes del visionado la siguiente pregunta (tanto a alumnos, profesores y/o padres): ¿reconoces qué compositores se mencionan y qué instrumentos musicales se citan?

Ver el cortometraje

¿Puede un alumno de Educación Secundaria Obligatoria o Bachillerato terminar su formación sin saber quién fue Mozart, Beethoven o Falla o por qué la música mejora nuestra concentración y sensibilidad o nos ayuda en las matemáticas y nos facilita aprender otro idioma? Sí, es probable; no de ninguna manera todos lo saben; solo lo conocen los alumnos de conservatorio; saben quiénes fueron pero no la causa de su fama; desconocen su utilidad aunque les gusta relajarse con música; tienen a Mozart como melodía de llamada en el teléfono móvil; su máxima aspiración es comprarse el último disco de su cantante favorito y estar al día de la moda musical; la felicidad pasa por escuchar su música favorita… Sea cual sea la respuesta elegida (o sufrida), si somos profesores de música y soltamos sin querer una parrafada estético-filosófica; o no, porque “somos de ciencias”, la disparidad es enorme. Curioso es que la masiva ignorancia artística se restrinja al ámbito musical, porque la mayoría puede citar a Shakespeare, Federico García Lorca, Cervantes y 20 escritores más… o hablar de Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Picasso y 30 pintores pertenecientes a la historia del arte.

¿Cómo está la educación artística en nuestro país? ¿Es de acceso público, gratuito y universal? ¿Y las enseñanzas artísticas en los conservatorios, escuelas de música, danza y canto existen en todos los lugares, se pueden aprender todos los instrumentos? ¿Están becadas las enseñanzas artísticas? Si ha desaparecido el Grado de Maestro en Educación Musical con el nuevo plan universitario de Bolonia, ¿quién será el maestro experto que descubra el mundo de la música a los niños? ¿Por qué la nueva ley educativa oferta la música como una materia opcional, residual y en peligro de extinción? ¿Estamos abocados a aquello de quien quiera educación artística, musical, estética… “que se la pague”? ¿La educación actual estimula el talento artístico y la “inteligencia musical” (Howard Gardner) de nuestros hijos? ¿A qué porcentajes estamos obligados por la Comisión Europea a aproximarnos y hacia qué proporciones tenderemos? ¿Nuestras leyes educativas tienden a la excelencia y la potenciación del talento creativo? En unos años, se lo tendremos que preguntar a los futuros dirigentes, los niños de hoy. Sin embargo, resulta curioso que, simultáneamente, los programas televisivos de mayor audiencia sean concursos musicales, que las radios más exitosas sean radio-fórmulas musicales, que tengamos saturada la memoria de los artilugios tecnológicos con nuestras canciones favoritas, que alcancemos instantes de felicidad escuchando “nuestra música” cuando, como, donde y con quien sea, que algunas de las personas más influyentes del planeta sean cantantes, que compremos con mucha antelación las entradas para nuestro intérprete preferido… La música es felicidad colectiva (y memoria y lenguaje e historia y casi todo…), pero lo que se dice estudiarla… En fin, dudas existenciales que a uno le surgen en el día de Santa Cecilia, patrona de la música.

Como este diálogo “musical” entre cura y criado da pie a posibles malos entendidos, en fin, la ristra de nombres propuestos puede alertarnos de los problemas de una sociedad sin educación musical, de la no potenciación de los talentos artísticos y de la falta de igualdad de oportunidades… Insistimos: “Solo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; el otro, alas“, escribió el escritor y periodista estadounidense William Hodding Carter.

SOLUCIÓN del CORTOMETRAJE: 22 compositores y 2 instrumentos
¿Estrá Vinsky? = Igor Stravinsky
está mahler (mal) = Gustav Mahler
pero schubert (sube) = Franz Schubert
una buena mozart (moza) = Wolfgang Amadeus Mozart
del rollo paganini (de pago) = Niccolò Paganini
dándole al jodan sebastian = Johann Sebastian Bach
lubrican Beethoven = Ludwig van Beethoven
Está hecho un vivaldi (vivales)= Antonio Vivaldi
Se puso los Levis Strauss (pantalones vaqueros) = Johann o Richard Strauss
que estaba petado de “gendel” (gente) = Georg Friedrich Haendel
se pasó un poquito con la “Farinelli” = Farinelli, sobrenombre de Carlo Broschi
¿a que te violon chelo? = violonchelo
No te pases de list (listo) = Franz Liszt
que me ofenbaj (ofendes) = Jacques Offenbach
con los huevos granados = Enrique Granados
peras al binoni (vino) = Tomaso Albinoni
un poco verdis (verdes) = Giuseppe Verdi
unos boquerinis (boquerones) en vinagre = Luigi Boccherini
en el cuarto de vagner (baño) = Richard Wagner
el estómago le falla = Manuel de Falla
¡Bajjjj! (¡puaj, asco!) = Johann Sebastian Bach
te dejo los recados sa ti = Eric Satie
me pillas con trabajo = contrabajo
Ciao Kosky (adiós Kosky)= Piotr Illich Tchaikovsky
que lo pachel bel (pase bien) = Johann Pachebel