21 diciembre, 2014

A veces pensamos que nuestros jóvenes pierden el tiempo. La televisión, las redes sociales, video juegos… a menudo criticamos su falta de interés por la realidad que les rodea, pero satisface pensar que no siempre es así.

El otro día, durante la clase de ética una alumna de 1º de la ESO me sorprendió gratamente con uno de sus comentarios. Me justificaba que la tarde anterior no había podido hacer unos ejercicios porqué había estado muy ocupada. Mi primera reacción fue la de apuntarle en mi cuaderno una falta de deberes, pero ella en seguida me explicó la causa.

Aquella tarde la había pasado en un centro de día jugando al parchís con los abuelos y abuelas de su pueblo.

En seguida dejé mi cuaderno y le pedí que me explicara en que consistía lo que hacía. Dos tardes a la semana, ella y otros compañeros, acudían al centro de día de su pueblo para prestar parte de su tiempo a la gente mayor. Allí pasaban la tarde jugando a juegos de mesa, haciendo dibujo, papiroflexia o simplemente haciéndoles compañía y escuchando sus anécdotas.

Jóvenes compartiendo la tarde en el centro.

El pueblo es Tortellà, en la Garrotxa, donde hay un equipamiento que aglutina un consultorio médico, una biblioteca y un centro de día, con la voluntad de acoger diversas generaciones de la población.

Sin duda se trata de una gran iniciativa y reconforta la idea de pensar que hay jóvenes concienciados que dedican parte de su tiempo a hacer compañía a sus mayores. Esta alumna me explicó que cuando estaba allí se sentía bien, porqué sabía que estaba haciendo algo útil.

Y tan útil, estaba aprendiendo unos valores que difícilmente hubiese aprendido de la misma forma en mis clases de ética. Sin duda no hay mejor forma de comprender lo que implica la participación, la colaboración, la amistad, la cooperación… que llevándolo a la práctica.

Dedicamos aquella clase a que Clara nos explicara su experiencia, a mí y al resto de sus compañeros, que la escucharon muy atentos y con ganas de hacer alguna cosa parecida.

Sin duda Clara había hecho los deberes, unos deberes que se merecían una buena nota.