21 junio, 2015

Y llega el final de curso. Son días de entregas de trabajos, de excursiones, de despedidas…. Es el momento de finalizar etapas y desear suerte en los nuevos caminos que están a punto de iniciar. En la fiesta de graduación que realizamos en nuestro instituto a los alumnos que terminan Bachillerato y Ciclos formativos , no pude evitar emocionarme un curso más. Pero este año mi emoción era mayor porque entre los alumnos que acababan estaba Ami, una alumna que había formado parte de nuestro proyecto Ull, canvi i acció en Gambia.

Ami ha estudiado durante 6 años en nuestro instituto y es un ejemplo de superación y constancia, pero a la vez es un testimonio sobre la dificultad que tienen algunos alumnos, hijos de inmigrantes, para continuar su formación universitaria. Por suerte, Ami ha podido contar con la ayuda de la ONG Besalú Solidari que desde hace años trabaja en la gestión de becas de estudios a los alumnos con problemas económicos. Ernest Bassols, miembro de esta entidad, comenta que “en su origen estas ayudas iban destinadas a hijos de padres gambianos pero que la situación de crisis de muchas familias ha hecho replantear las becas para ayudar a quien lo necesite , sea cual sea su lugar de origen, mientras cumpla los requisitos”.

En esta línea me gustaría también hablaros del Plan de Acción Social de acceso a la Universidad (PSAU) que desarrolla la Universidad de Barcelona para ayudar a jóvenes con riesgo de exclusión social. Esta experiencia nace en 2010 después de constatar que la mayoría de los alumnos pertenecían a un mismo perfil social económico. El proyecto funciona exclusivamente con voluntarios que dan soporte académico y asesoramiento institucional a los alumnos de secundaria para que puedan acceder a estudios superiores. Estos voluntarios son estudiantes de la Facultad de Educación de la UB que realizan así sus prácticas en situaciones reales y que aprenden prestando un servicio. Pep Alsina, vicedecano de la Facultad de Educación de la UB, destaca que es una labor lenta y que los casos que acaban de forma exitosa son pocos pero el propósito es que este programa se vaya extendiendo. Hasta el momento el grupo de soporte es para el colectivo de inmigrantes pero no se descarta ampliarlo a otros grupos vulnerables castigados también por la crisis.

Este es un buen ejemplo de cómo la prestación voluntaria de servicios está creciendo en nuestra sociedad. Diferentes universidades catalanas realizan experiencias en el ámbito de la solidaridad empujadas por la crisis que ha puesto las cosas más difíciles a nuestros jóvenes. Esperemos que este camino que han iniciado las universidades tenga larga vida.