2 julio, 2015

Leía el otro día un articulo de Joan Carles Rincón Verdera (2010) sobre voluntariado y escuela y me dio algunas ideas para acabar el curso con ganas de empezar el próximo con más ganas. A lo largo de su artículo destacaba la oportunidad de enriquecer el proceso educativo con el voluntariado. Concluía que el voluntariado es una herramienta para conseguir la formación ciudadana para la participación en los asuntos que nos incumben a todos; el voluntariado como una opción escolar y renovación pedagógica.

Pasé la tarde leyendo y pensando como de interesante era su idea de voluntariado posibilitando una verdadera tarea de educación moral así como de reforma y de renovación escolar. Aprovechando los últimos días de curso y el cambio de dirección en el centro, hablé con el nuevo equipo para llevar a cabo un nuevo proyecto para el curso 2015-2016: un grupo de voluntarios.

A principios de septiembre, me gustaría pasar por las clases de ESO y formar un grupo de 15 a 20 alumnos valientes que se animen a aprender y a aprovechar cualquier oportunidad que les brinde la vida para realizar tareas de voluntariado. Hasta ahora, se han hecho distintas actividades desde nuestro centro, pero siempre pasando por las clases y buscando gente unos días antes de la actividad. Esta vez sería distinto. Habría una preparación por mi parte (relación con entidades sociales, planificación de las posibles actividades), realización (preparación con el grupo, actividades) y una evaluación al final del año para valorar la experiencia. Se trataría de formar un grupo “fijo” de alumnos que se encargaran de ayudar en distintos eventos y crear ideas nuevas. Se les reuniría una vez al mes durante la hora de patio para ver qué actividades pueden haber en aquel mes, pero se les dejaría un despacho para que ellos tuvieran sus materiales y pudieran tener sus reuniones a lo largo del curso.

Como primeros retos, se intentaría animarles a colaborar con las distintas actividades que hace Cáritas Garrotxa en la comarca: “Talleres de Acogida Lingüística y Cultural” dirigida a personas inmigrantes que quieren aprender la lengua, favoreciendo así la lengua oral; “Apadrinar a un abuelo” pensado para poner en relación a jóvenes y personas mayores que están en residencias ofreciéndoles acompañamiento, favoreciendo el diálogo y la comprensión entre generaciones; “Rompiendo la hucha por Cáritas” pensado para captar dinero con el cambio que se devuelve en las distintas tiendas de los municipios.

Además de promover estas actividades dentro del instituto para encontrar voluntarios que participen en ellas, el objetivo es que ellos se hagan partícipes de los acontecimientos y disfruten con ellos. También muy importante es que poco a poco ellos mismos se presenten con ideas nuevas para desarrollar en nuestra ciudad: conciertos solidarios, partidos de fútbol, elaboración de productos, etc.

Sé que esto no puede prosperar sólo con mi buena voluntad y la del centro, se necesita colaboración de distintas entidades sociales y la coordinación con éstas, pero aún así, me parece de especial relevancia la experiencia. La inclusión del voluntariado en la escuela indudablemente da lugar a un enriquecimiento de la acción pedagógica que tanto le hace falta en esta sociedad donde las exigencias del saber, la información y la comunicación han producido un cierto abandono de este ámbito.

El voluntariado, por lo tanto, además de ser altruista, es útil para descubrir nuevas prácticas que permitan aumentar el nivel de profesionalidad de los jóvenes en un futuro próximo.