3 noviembre, 2015

Después de algunos cursos tengo la oportunidad de volver al curso de tres años; por circunstancias de la escuela estos últimos cursos he tenido que ir haciéndome cargo de otros grupos, bien en Infantil, bien en Primaria, pero este curso por fin he vuelto al piso debajo de la escuela y tengo un grupo de niños y niñas de tres años.

Puede ser que los años no pasen en valde, porque me noto distinto, quizás un poco raro y desubicado en estos primeros meses del curso, las cosas que más me llaman la atención es la repetición machacona de la frase “no puedo” por parte de los crios. Ante cualquier circunstancia que les suponga una mínima dificultad salta la famosa frase, con un no puedo ya está terminado y zanjado todo intento de lograr hacer algo con ellos. No es que intenten cosas muy complicadas para su edad, es que simplemente no tienen ganas de intentarlo.

Es posible que la dinámica del grupo que ha estado escolarizado con nosotros el curso pasado sea así, por el estilo de la anterior maestra, o puede sesr que los adultos que les rodeamos no estemos fomentando su capacidad y su autonomía, las causas suelen ser múltiples para un problema que aparentemente es sencillo, lo que me parece preocupante es que algunos niños que aún no tienen tres años prefieran decir no puedo dejando de experimentar cosas interesantes por el miedo a no ser capaces de resolver situaciones de la vida cotidiana. ¿Dónde queda el atrevimiento de aprender? ¿Desde tan pronto van a tener la limitación impuesta en su aprendizaje?

Hablando con algunas de las madres no se extrañan, es que es muy vago o es que es tan pequeño, mi respuesta siempre es la misma … ¿y por qué no va intentarlo?

Quizás hoy nos cueste media hora o más lograr realizar una pequeña tarea por nosotros mismo ¿tenemos prisa? En la escuela infantil otra cosa no habrá pero tiempo …. todo el que queramos, todo tiene su ritmo y nosotros disponemos de toda la tranquilidad del mundo para llevarlas a cabo, sin embargo, es condición esencial el deseo de aprender y experiemntar para lograr el aprendizaje.

Para lograr algo lo primero es intentarlo, probar y descubrir si somos capaces; el fracaso, previsible en la mayoría de las primeras veces debería ser el aliciente para volver a intentarlo, no podemos dejar algo ni siquiera antes de haberlo iniciado.

Tenemos un mideo atábico al fracaso, al error, al no saber … entonces ¿para qué venimos a la escuela? Para aprender, para crecer, para descubrir, parece tan obvio que igual no lo decimos lo suficiemente alto, ni lo repetimos todas las veces necesarias.

La escuela infantil en particular es un espacio para el ensayo y el error, para disfrutar probando, tocando, sitiendo y volviendo una y otra vez sobre nuestros errores.

En fin, comenzamos nuevo curso; nuevos niños y nuevos retos … vamos a intentarlo hasta que nos salga y sino lo conseguimos lo habremos intentado y volveremos a empezar, tenemos un montón de años por delante ¿qué podemos perder? Feliz semana 😉