25 diciembre, 2016

Érase una vez tres hermanos llamados Juan, Antonio y Vera. Los tres vivían en un pueblo adorable, bello, tranquilo, lugar privilegiado de una isla mediterránea, paraíso de retiro de pensionistas europeos y destino turístico deseado. En una encrucijada tal, el hedonismo era el estado natural de ser y estar, esa búsqueda del placer y el bienestar rápido en todos los ámbitos de la vida. Lo previsible y fácil era holgazanear, pasarlo bien, ganarse unas monedas en chiringuitos veraniegos como trabajo “fácil” e invernar mansamente cuando las temperaturas bajaban.

Sin embargo, cada cierto tiempo, una malvada bruja llamada PISA vaticinaba con cruel convicción y saña hostigadora que los niños de aquel lugar eran muy “malos”, porque en el colegio sacaban pésimos resultados en matemáticas, lengua y ciencia, dada la “propensión natural” del entorno al dolce far niente. PISA, PISAba todas las ilusiones, establecía rankings de “listos” y “tontos” y lo basaba todo en predicciones futuras nada halagüeñas.

A pesar del determinismo geográfico, histórico y económico del país, de las presuntamente nefastas leyes educativas que permitían el “engolfamiento” general y del modus vivendi imperante en aquel dichoso lugar, Juan, Antonio y Vera resistieron las tentaciones y esquivaron los negros augurios de PISA, la pérfida hechicera.

Así, después de varios años, Juan es Doctor en Astrofísica por la Universidad de Oslo y es investigador en proyectos financiados por la NASA en San Francisco (Estados Unidos), en Lockheed Martin (compañía puntera de la industria aeroespacila) y Bay Area Environmental Research Institute. Su creatividad va más allá de dominar los “fluidos solares”, al pintar y hacer talla artística en madera.

Antonio es Doctor en Investigación Operativa por la Universidad de Valencia y profesor de Investigación en la Escuela de Negocios de la Universidad de Southampton (Reino Unido). Del mismo modo, su talento se ha visto favorecido por ser un experto jugador de ajedrez y un pianista laureado en concursos internacionales.

Vera es Licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad Autónoma de Barcelona y como es la hermana pequeña del cuento, pues actualmente termina su tesis doctoral en el extranjero. Además de dominar el catalán, castellano, inglés, alemán y francés, se defiende en polaco y su imaginación se dispara sobre las tablas de un escenario, sea para teatro, bailar o tocar el piano.

PISA no pudo con estos niños y pasaron a ser la llamada generación mejor preparada de la historia de nuestro país. ¿Quién estaba y está detrás de ellos? Sus padres y un concepto integral de la educación. ¿Con qué sistema legislativo estudiaron? La LOGSE… ¿Por qué se forman aquí, invertimos todos en ellos y, finalmente, aprovechan su saber otros países? Porque nuestro modelo productivo se basa en el sector servicios y saberes tan específicos no “tienen cabida”. ¿Talento emigrado, fuga de cerebros… hasta cuándo? Pues como en un capítulo más de las series, “continuará”.

Y es que por lo general, “nos pasamos el primer año de la vida de los niños enseñándoles a hablar y caminar, mientras que el resto de sus vidas les decimos que se callen y se estén quietos”. Lo dice el astrofísico Neil DeGrasse Tyson y destacados pedagogos. Sin embargo, la vida y el saber consiste en probar, en no estar “quietecitos”, en la curiosidad, la imaginación y la creatividad. Los genios siempre son inquietos. Suponemos que a la hechicera PISA se le ha pasado por alto evaluar la imaginación, la creatividad, lo artístico, aunque ya hay algunos expertos que se atreven a asegurar que hacen falta más horas de música y artes que de matemáticas.

Desgraciadamente, como observa Brian Eno (compositor y fundador de la Long Now Foundation para promover el pensamiento a muy largo plazo), “el valor de todo lo que nos rodea está cuantificado en una métrica económica. En la educación sucede algo parecido, solo se enseña cómo pasar los exámenes, y eso no es educación. El sistema consiste en recopilar notas y títulos. Es posible graduarse en la universidad y no tener ni puta idea de nada. Y al final todo está basado en la idea de que el individuo es la fuerza que mueve el mundo, y no las comunidades. Por eso necesitamos algo que nos mantenga unidos. Y eso es la ciencia y el arte”.

En fin, Feliz Navidad a todos los Juanes, Antonios y Veras, que no son personajes de cuento sino jóvenes talentosos que definen la Marca España y que el 2017 reparta para todos satisfacciones personales y profesionales.

Post data. Los hechos y personajes de este cuento no son ficticios. Cualquier similitud con la realidad está garantizada. Y sí, Juan, Antonio y Vera se apellidan Martínez Sykora y son tres brillantes hermanos ibicencos parte de la multitud de jóvenes integrantes de la marea granate, de los jóvenes que tiene que tener un pasaporte en vigor (de ahí lo de “granate”), listo para poder llegar allí donde hay necesidad de su saber, donde son muy necesarios/deseados/cotizados y donde se les admira por su capacidad.

Imagen en blogdesociologia.com