29 marzo, 2017

Estoy realizando un curso en la UNED becada por Acción Magistral que trata la formación del profesorado en la inclusión y tratamiento de la diversidad. Tema que siempre me resulta interesante y que aún sigo aprendiendo más sobre cómo desarrollar las competencias necesarias en un niño que tiene dificultades.

Una de las prácticas era analizar un caso publicado en El libro rojo de la educación española, el libro de la vergüenza. No lo conocía, muy a mi pesar; y aunque  hayan pasado casi 7 años desde su publicación, ahora la que siente vergüenza soy yo. Primero por no haberlo sabido en su momento, y segundo porque siento que en educación hemos avanzado muy poco en cuanto a la inclusión y al tratamiento de la diversidad.

Para quien lo desconoce, quiero contarles que se trata de unas denuncias, creo recordar 34,  realizadas por las familias sobre casos concretos sobre la falta de recursos económicos, humanos, falta de actitud, que es muy grave,  por parte de los adultos implicados en resolver los casos. En pocas palabras, la Administración.

Después de leerme todos los casos, para realizar mi práctica solicitada por mi tutor del curso, puedo apreciar que la mayoría es por falta de recursos humanos, obvio que esto conlleva gastos económicos que no se resuelven. Tuve hace un par de años un niño con síndrome de Down en clase. Asistía tres veces a una Asociación ubicada en la población. Pero muchas veces Miguel,  24 niños y niñas y yo estábamos solos. En esos momentos que requería más atención como la asamblea, escuchar cuando jugábamos al bingo de letras, escuchar las explicaciones para cumplimentar una ficha, etc; es cuando sentía que este pequeño no recibía apoyo suficiente para satisfacer  sus necesidades, sus intereses y sus propias capacidades. En cambio asumo que para que no se escapase del aula, para que no se pusiese intranquilo solo jugaba con un juego didáctico que lo entretenía…por un ratito. Luego otro, y así pasábamos esa sesión hasta que llegaba el especialista de Audición y Lenguaje o el de Pedagogía Terapéutica que sí estén inmersos de un aula con niños sin problemas serios (eso de llamarles con discapacidad, no me gusta nada), pero con un apoyo continúo de un especialista que pueda compensar sus insuficiencias. Si no es penoso. Es un tiempo tan necesario para aprovechar y que se diluye en nada. Cuando todos sabemos la importancia de no dejar que el tiempo avance sin una estimulación adecuada, y más aún en las edades en las cuales trabajo (infantil). No sé, la verdad, cómo lo harán los tutores de primaria, pero suelo escuchar quejas sobre la falta de personal para atender a niños con TDA-H, niños con TEA, o simplemente niños que necesitan una ayuda

Últimamente se lee, se habla y se asiste a muchos cursos sobre innovación educativa, cuando el sistema (que somos todos) tiene problemas aún enquistados y que no se resuelven en tiempo y forma adecuados. Es necesario y conveniente que el profesorado se recicle, innove prácticas que ya están desfasadas, que ajuste sus clases a las características de los alumnos de hoy en día .En eso soy pertinaz defensora y siempre que puedo lo proclamo abiertamente. Pero también me gusta ser crítica (que no es lo mismo que criticona) con el funcionamiento ya no del sistema que parece alejado, sino de lo que pasa en realidad en nuestras aulas. Observo que aún sigue sin resolverse esta problemática y se invierte en dinero que podría destinarse a intentar solucionar problemas de inclusión.

Sé que algunos docentes están ávidos de nuevas propuestas, pero también estoy segura que cada docente debe ser capaz de crear su propia teoría. Es decir de todo lo que se aprende uno con los años va descartando, va asimilando aquellas propuestas que pueden ser válidas, pero ante todo se aprende que no todo lo ofrecido es oportuno. Que hay otros aspectos a mejorar, y mucho, como es el caso de la inclusión que aún hoy sigue siendo un tema sin resolver. Niños, niñas, jóvenes y familias que desean y esperan ansiosamente que se solucione favorablemente sus realidades. Pregunto de qué me sirve una profesora de Audición y lenguaje que hace muy bien su trabajo, si asiste dos veces por semana. ¿O es que acaso es niño o niña habla solo dos veces por semana? Si aún este tema es para las autoridades competentes ( se supone que lo son) un tema que sigue en lista de espera, no hay innovación que valga. Entonces una vez más puedo afirmar que el Libro rojo de la educación española, sigue siendo el Libro de la vergüeza española. Espero que cuando me toque ya retirarme de “este” sistema vislumbre un hilo de  esperanza, por el momento solo veo nubarrones. Lo siento mucho por las familias afectadas en una cuestión tan compleja.

Imagen. https://lamenteesmaravillosa.com/cuando-la-verguenza-toxica-nos-atrapa/