24 agosto, 2020

Ey, mi gente “virtual”. AVISO: Abandono las redes sociales hasta septiembre. Me voy a disfrutar de la piscina, a releer libros molones y encontrar nuevos, a hacer cosquillas a quien pueda y a hacer el amor y el humor todos los días…pienso reírme con mis colegas hasta que nos duela la tripa y se nos escape el pis. Buscarme en la sombra entre árboles”

Este es un mensajito “tipo” de mucha gente que ha decidido estar agusto en agosto ¡en desconexión telefonera! Nada más levantarnos, lo primero que hacemos ocho de cada 10 personas en España es abalanzarnos como posesas sobre nuestro móvil. Pero no Manu, Eva, Deni, Félix… que no se lanzan con avidez a ver qué ha ocurrido mientras dormían en el mundo virtual. Esta gente a una nueva tribu urbana, exótica pero cada vez más numerosa: la de l@s desconectad@s. Personas que, voluntariamente, han decidido poner freno a la vorágine de internet y hacerle un corte de mangas a eso de la hiperconectividad. Extraterrestres mutantes que han resuelto aparcar la vida virtual para dedicarse a vivir la vida real porque han visto que el teléfono móvil en un aparatejo de control mental.

[!! INTERRUPCIÓN INFOPÁNDÉMICA– Hacemos este corte-pausa en el post para informar que en estos momentos se está produciendo un incremento de personajes-flipis que dicen que lo que sí que es un dispositivo de control mental es la mascarilla que nos obligan a llevar.  Si eres un pro anti5g que cree que las vacunas portan chips de Bill Gates y llamas bozal a la mascarilla para no llevarla, por favor date una bofetada.

Eres idiota.

No hay otra forma de decirlo.

Ve a buscar lo que hacen las mascarillas por favor. No bloquean el virus (nadie dice que lo hagan, así que cállate ya), reducen la velocidad del aire que sale de tus agujeros faciales y por tanto, la distancia a la que se proyectan las partículas de tu cara, reduciendo la probabilidad de que el virus se propague. Si crees que eso está controlando tu mente, entonces tienes otros problemas”]

Tras esta necesaria interrupción “momento covid” que vivimos (insistimos, nuestros teléfonos SÍ que son un dispositivo de control mental. Permiten que proliferen las curvas buleras y las estúpidas teorías de conspiración que nos hacen actuar en contra de los intereses para protegerte/nos de una pandemia. ¡Piensa en eso plis! (y mírate este twit). ) Pues seguimos.

Decíamos que esta surgiendo, y más a raíz del confinamiento que ha sido un “me da un chungo si me quedo sin wifi”, un movimiento de personas que han vuelto a móviles que son una auténtica reliquia, una pieza de anticuario, viejos Nokia con años de servicio a las espaldas, abollados y con las esquinas bastante esquilmadas. Sin conexión a internet y que sirven única y exclusivamente para hacer y recibir llamadas y SMS ¡y la batería me dura una semana, aseguran sacando pecho!

Lo que les ha llevado a  pasar de la red y, sobre todo, de las redes sociales es que no les gusta el tipo de relación que imponen. “Cuando paso por una terraza y veo a dos personas sentadas la una frente a la otra mirando cada uno su móvil me pongo malo. Estamos perdiendo las conversaciones, las relaciones cara a cara, lo auténtico, lo natural. Nos venden que gracias a las redes sociales estamos cada vez más conectados pero mi sensación es la contraria: creo que nos aíslan, nos hacen cada vez más individualistas”.

Y tienen razón. Haz la prueba ahora mismo si estás en la calle. Mira a tu alrededor, es probable que encuentres en cada esquina, a adolescentes, y no tanto, en grupo o en solitario, en silencio, cabezagacha, cara embobada y ojos casi secos de no despegar la mirada y estar pendientes única y exclusivamente de la pantalla. ¡De hecho tú mism@ si estás leyendo el blog en la calle es que estás con el móvil!

De hecho, existe una gran preocupación por el incremento entre jóvenes que dan muestras de una grave afección cuando no pueden usar durante un tiempo largo su móvil por estar en clase o realizando algún tipo de deber. Hablamos de la nomofobia, es decir, el miedo irracional a no estar totalmente disponible en el móvil. Y es que según el estudio de Desconect@(@psicodesconecta) el 77% de los usuari@s con Smartphone padece esta enfermedad y el 21,3% de las y los adolescentes españoles es adicto a la Red ¡¡ 8,6 puntos por encima de la media europea!!

Hay un vídeo de Steve Cutts, que inventa un nuevo e inquietante concepto: la alienación ningufónea, que nos deja hasta mal cuerpo de lo real que es… ¡míratelo! e investiga sobre esta tendencia a la desconexión ¡a lo mejor te mola! A veces cuesta encontrarl@s, pero existen y ahí están, huyendo de Instagram y Twitter por higiene mental.

No renuncian a socializar pero sí a estar presentes en redes sociales. Y lo hacen de forma voluntaria por varios motivos: porque no les apetece que el Gran Hermano fisgonee en su privacidad, porque quieren dejar de lado el mundo virtual para volver a la vida real, porque sienten que estaban perdiéndose la vida de verdad, ésa que tiene lugar fuera de la pantalla. Viendo como los tentáculos de la web y de las redes sociales les estaban arrastrando al bucle y a la adicción. ¡Hace tan sólo 10 años, Internet era una herramienta de consulta! pero hoy ya no, saltamos de link a link, muy a menudo es internet quien formula las preguntas. Es la red la que es está activa siempre y en todas partes y ocupa casi toda nuestra vida. En fin, que está claro que la  nueva red ya no es una herramienta al servicio de la humanidad, sino un sistema que pone a la humanidad a su servicio.

¿Y TÚ QUÉ…te desconectas para “reconectar” contigo y la vida?  

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