29 marzo, 2015

Acercándonos a nuestra época.
Siempre he pensado que la mejor forma de fomentar la convivencia es hacerlo desde la comprensión mutua. La falta de comunicación, o el salto generacional que a veces se produce entre los docentes y los estudiantes, hace que sea bastante complicado comprender los códigos del otro y establecer un respeto mutuo en base a una serie de elementos compartidos. Y quizá donde más se está abriendo una brecha (no exclusivamente digital) es en la comunicación. En la forma que tienen nuestros estudiantes de crear las historias que explican su vida.

Las historias y la vida.
La competencia narrativa hace que seamos capaces de prever situaciones futuras, imaginar posibilidades, construir realidades inexistentes. La mayor parte de nuestra historia se ha sustentado sobre los relatos que inventaron los hombres. Imágenes poderosas que despiertan en la imaginación un mundo compartido sobre el que sustentar el pensamiento humano. Cada civilización tiene sus mitos, narraciones que han contribuido a formar la identidad de un pueblo. Para los seres humanos no hay nada más accesible que una historia, por eso vivimos rodeados de ellas: nos dan un mapa para entender el mundo.

Narrativa para un nuevo milenio: la narrativa transmedia.
Los procesos narrativos que se dan en la actualidad, distan bastante de los relatos de los siglos anteriores. Los avances de la tecnología permiten a los autores ser capaces de poner en marcha estrategias narrativas utilizando diferentes géneros. Esto no quiere decir que un autor adapte el contenido de su narración. Cuando hablamos de narrativa transmedia, no estamos comentando la posibilidad de modificar el contenido para llevarlo a otros canales. La naturaleza de este tipo de narracción implica la aportación, en igualdad de condiciones, de diversos géneros a las secciones de la historia. O sea, que no estaríamos hablando de la adaptación de un libro para convertirlo en una película, ni de la posibilidad de transformar una película en una serie de televisión. Estamos hablando de una estrategia narrativa que implica la utilización de diferentes canales para cubrir la historia completa. Imagínense un trabajo conjunto en redes sociales, blogs, webs, texto escrito y texto digital, conviviendo con otra serie de contenidos multimedia. A esto podemos añadirle también elementos interactivos, de forma que el lector pueda integrarse en la historia hasta sentir que forma parte de ella. Este contenido interactivo, puede estar al alcance del lector mediante aplicaciones web, pero también puede formar parte de una estrategia a través de las redes sociales. De esta forma el lector sería capaz de introducir sus textos en el hilo narrativo.

Podríamos decir, resumiendo, que la producción integrada utiliza más de un medio para desarrollar la historia, logrando que cada uno de los canales utilizados se adecúe a una sección concreta de la narración. Es decir, que cada uno de los medios no se utiliza de forma aleatoria, sino que conlleva una ventaja concreta frente a otro. De esta forma, si perseguimos aumentar el clima emocional, es posible utilizar fragmentos musicales en determinados pasajes, o bien usar la animación en otros. La mayor parte de las secciones narrativas, por otro lado, pueden basarse en el texto. Lo mismo puede decirse de secciones donde el argumento haga necesaria una reflexión.
Como vemos, el campo que abre la narrativa transmedia para la experimentación es realmente inmenso. Esto está permitiendo que los autores empiecen a trabajar con toda una serie de herramientas novedosas, acercando las historias a los medios de nuestra época.
Por otro lado, como ya comentaba antes, el lector empieza tener un papel mucho más activo. Los consumidores pasan a ser prosumidores. Personas que son capaces de producir además de consumir, personas que quieren formar parte de las historias que disfrutan, creando sus propios contenidos. Podemos encontrarnos una gran cantidad de videos en YouTube generados por fans de determinadas series de libros, de la misma forma que podemos encontrarnos relatos en los blogs e ideas creativas en las diversas redes sociales. La tecnología ofrece nuevos medios para que el lector pueda implicarse mucho más en la narración. Y nosotros, como docentes, podemos aprovechar todas estas características para dinamizar nuestras clases.

La narración transmedia en nuestras aulas.
La mayor parte de nuestros estudiante utiliza de forma usual un gran números de herramientas transmedia. Prácticamente a diario escriben, generan contenidos y son capaces de disfrutar con historias que se ofrecen de forma fragmentada. Podemos decir que esas dinámicas contribuyen a distraer su atención, pero si lo pensamos con calma veremos que les obliga a realizar un trabajo realmente complejo de conexión entre las piezas. Si quieren acceder a las nuevas narrativas transmedia que se están llevando a cabo, es necesario que cada uno de ellos vaya conectando las diferentes secciones de la historia. Estas secciones se encuentran, en la mayor parte de los casos, en diversos medios. Nuestros alumnos, al seguir esas distintas narrativas, deben realizar un gran trabajo de descodificación. Cuando siguen una serie de libros, o un blog, o una serie de televisión, seguramente tienen una actitud realmente activa. Escribirán en las redes sociales sobre las cuestiones que les interesan, utilizarán blogs para escribir o generarán sus propios contenidos en vídeo. Nuestros estudiantes son mucho más activos de lo que imaginamos y su actitud, dinámica y atrevida, puede resultar muy interesante a nivel pedagógico si somos capaces de enfocarla adecuadamente.
Si lo analizamos, esta nueva narrativa en la que están envueltos tiene una serie muy clara de características. La más importante de todas es que fomenta la reflexión, la participación y la expresión. En su vida cotidiana nuestros estudiantes están acostumbrados a reflexionar y expresarse continuamente. Quizá deberíamos trabajar en ese ámbito. Quizá deberíamos conseguir que nuestras clases se llenasen de una nueva narración compartida.